Nuestro más importante vecino europeo sufre una crisis energética sin precedentes en su historia, al igual que muchos otros países del continente, entre los que se encuentra, cómo no, también el nuestro.
De los 52 reactores nucleares que posee Francia, más de la mitad se encuentran parados desde hace meses, supuestamente por realizar labores necesarias de mantenimiento, pero que se están prologando mucho más de lo normal y de lo lógico. ¿Acaso se trata de cumplir con algún acuerdo oculto del que, por supuesto, toda la sociedad gala desconoce, a excepción de la política?
La situación no tiene explicación cabal posible en realidad. Las centrales nucleares son absolutamente básicas para la economía gala, pues de ellas depende la mayor parte de la energía que se consume en los hogares e industrias, y este caos provocado por la escasez, a todas luces previsible y en consecuencia corregible con la suficiente antelación, acontece además en un contexto internacional tremendamente convulso debido a la situación bélica provocada en Ucrania por la Rusia de Putin.
La causa de esta situación del todo excepcional la atribuyen las autoridades francesas a problemas de corrosión en varios elementos de los reactores, pero llama poderosamente la atención que estos se produzcan precisamente ahora, cuando no puede ser peor el momento y la necesidad, y que las dificultades para solucionarlos sean además especialmente mayúsculas.
Por otro lado, el tiempo previsto para su reactivación se antoja muy elevado, de hasta más de seis meses, lo que desembocará en un otoño e invierno muy duros para los franceses, con precios totalmente desorbitados que se verán abocados a pagar por la energía de la que siempre han contado en abundancia y a excelentes costes.
Este completo desastre nuclear ha llevado los precios de la electricidad a cotas hasta ahora inimaginables, situándose en las últimas semanas por encima de los 500€/MWh., y así seguirá durante más tiempo. En el mes de Septiembre, sin ir más lejos, se estima que excederá de los 600€/MWh.
Aún así, lo peor llegará sin duda a partir del mes de Noviembre, cuando se adivinan precios más allá de los 1000€/MWh. Y esto será del todo fatal para los franceses, pues la gran mayoría de las instalaciones de calefacción en Francia usan la electricidad como energía, y en consecuencia, en los meses más fríos del año las facturas se dispararán.
Debido a que la energía nuclear no podrá cubrir toda la demanda del país por el parón en muchas de sus centrales, se producirá una alta tensión en el mercado para poder cubrir sus necesidades energéticas. Y eso, lógicamente, se trasladará posteriormente al mercado en forma de una fuerte subida de los precios.
Como adelanta la plataforma EEX, se esperan valores por encima de los 1.300 /MWh en los futuros del mercado francés durante todos los meses de Noviembre, Diciembre, Enero y también en el mes de Febrero.
Con el fin de evitar que la situación no llegue a máximos absolutamente insoportables, el gobierno de Francia ha decidido acometer varias medidas extraordinarias. Una de ellas ha sido invertir más de 9.000 millones para adquirir el resto de la compañía EDF, en una especie de rescate ante la quiebra económica de la compañía eléctrica dependiente del estado galo.
También, se encuentran definiendo importantes medidas de ahorro y eficiencia energética de cara a los próximos meses, con el objetivo de poder reducir el consumo eléctrico y también de gas tanto como sea posible.
Es tal la situación de preocupación que existe, que Iberdrola, la principal compañía privada de energía en Francia, ha pedido a todos sus clientes franceses que se den de baja de su actual compañía y que no renueven con ellos.
La situación es verdaderamente seria, y en consecuencia deberemos estar muy vigilantes, ya que lo más seguro es que el problema se amplíe a todos los demás mercados en los que Francia participa a nivel energético. Es indudable que los próximos meses serán complicados para todos.